Miajadas, Trujillo, Montanchez

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Es la  penillanura Trujillana- Cacereña, la que guarda las geografías de las comarcas, Miajadas –Trujillo y Sierra de Montánchez, Tamuja.   Infinitos llanos esteparios  que dan forma a uno de los paisajes más representativos del norte Extremeño, donde extensos campos cerealistas van dando paso a zonas adehesadas donde viven un desfile de pueblos, Montánchez, Valdefuentes Almoharín, Alcuéscar, Arroyomolinos de Montánchez, Casas de Don Antonio, Albalá, Aldeacentenera,  Arroyomolinos de Montánchez, Herguijuela, Ibahernando, La Cumbre, Madroñera,  Puerto de Santa Cruz,  Santa Cruz de la Sierra, pueblos unicos que atesoran su particular forma de vida y el encanto de la vida rural.

Es una extensa geografía, que se abre desde la población de Alcuéscar, en las puertas del Parque Natural de Cornalvo, hasta la población de Jaraicejo, ya en tierras del Parque Nacional de Monfragüe.

Un horizonte donde se reparten un rosario de zepas y humedales, que hacen de estos espacios el hábitat ideal para una importante fauna de todo tipo de aves,  que han dado origen a un activo, turismo Ornitológico, donde la observación de aves, se ha convertido en un importante destino, junto con un turismo de naturaleza, que recorre un rosario de ruta para los amantes del senderismo y BTT.

Caminos que se adentran por la ruta de los molinos, por los riscos de Sierra de Fuente. Por los embalses de Ayuela y Alcuéscar y por un abanico de emocionantes rutas a caballo, que se pierde por  la dehesas de Albalá, todo un destino ecuestre. destino ecuestre.

Unas actividades para sentirla y vivirlas  en  de las acogedoras instalaciones de  Hoteles y alojamientos rurales, que se pierden en el paisaje.                                                                                                                    Es la propia historia la que vive en campos y ciudades, en la iglesia de Santa Lucía del Trampal, en Alcuéscar, en la Aldea Medieval de Zamarrita, en el Puente Romano,  de Benquerencia, en el Castillo de Montánchez y en la monumentalidad, de la ciudad de Trujillo.                                                                                                        Una historia que crece a la sombra del castillo árabe y su imponente recinto amurallado. Espacios para descubrir de la mano de guías locales, que nos adentran por un desfile de palacios y casas nobles  que dan forma al entramado de casco antiguo, dentro de un escenario marcado por el descubrimiento y conquista  de América, donde suenan los ecos de la colonización del nuevo mundo.

La sierra de Montánchez, un  bosques de encinas donde vive uno de los pilares económicos y gastronómicos de estas sierras, el Cochino Ibérico, que ha generado a lo largo de los tiempos toda una cultura gastronómica y el desarrollo de nuevas empresas transformadoras, productoras del mejor, Jamón Ibérico de bellota. Tal es la importancia de este animal que cuenta con sus propias Jornadas Gastronómicas del Ibérico,  eventos que se abre al visitante ofreciendo un largo listado de actividades y los mejores productos  para disfrutar  del mejor jamón  en los restaurantes  y tiendas gourmet,  de la comarca.

Esta geografía es también tierras del vino, una difícil orografía de pequeños cerros y valles donde crecen los viñedos de las variedades, Cayetana, Pedro Ximénez, Tempranillo y Garnacha, dando nombre a la  subzona Montanchez- Cañamero, dentro de los aromas de, Ribera del Guadiana. Un cultivo que se extiende  por un desfile de pueblos y por un racimo de bodegas que se abren a un catálogo de experiencias y visitas guiadas, dentro  del marco del enoturismo.

Son los llanos de Cáceres, desde Monroy,  hasta Valdefuentes son tierras de rebaños y pastores de cabras y ovejas merinas y entrefinas de cuya leche se elabora unos afamados quesos, que se reparten por un racimo de queserías, donde se producen, quesos artesanos, de sabores intensos y profundos, el sabor de un territorio, que también ha generado un interesante y generoso turismo gastronómico

Un poquito más al norte,  el paisaje cambia literalmente abriéndose en un horizonte de campos de higueras, más de dos mil hectáreas se reparten entre las poblaciones de Alcuéscar, Zarza de Montánchez, Almoharín, Arroyomolinos y Torre de Santa María. Un cultivo que se une a la gastronomía local dando color a una gran variedad de ensaladas y endulzando un amplio recetario donde el higo adquiere más importancia, al ser transformado en unos deliciosos bombones de chocolate que inundan los paladares de toda España.

Para el viajero que quiera conocer estas tierras, irá descubriendo en su caminar una geografía de mil paisajes distintos, el encanto de pueblos serrano que se encaraman por la sierra, la monumentalidad de ciudades, los ecos de la historia y los sabores de una gastronomía generosa pegada a la tierra.

 

By. González Borrallo

 

 

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