Sierra de Gata y Hurdes

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Es al  noroeste de la provincia de Cáceres,  ya en tierras de fronteras, donde  se levanta un macizo montañoso formado por un abanico de ríos y valle que dan forma a las comarcas  de Hurdes y  Sierra de Gata, una geografía que se asoma a las,  Tierras de Granadilla y  el Valle del Alagón, un extenso horizonte,  de tierras de cultivo y zonas adehesadas por donde se deslizan las calmadas  aguas del río Alagón.

La difícil y caprichosa orografía de estos valles, han mantenido en el tiempo, un aislamiento que ha servido para conservar una naturaleza única, por donde se descuelgan ríos y rutas de senderismo, que se asoman a miradores imposibles, un abanico de posibilidades de Turismo Activo, de Rutas de BBT y 4×4  que recorren la comarca, actividades de ocio y naturaleza, rutas a caballos que se convierten en experiencias únicas, para descubrir rincones perdidos y para disfrutar de la  serenidad de la vida rural desde la red hoteles y alojamientos rurales que se reparten por  la comarca.

Un horizonte de naturaleza donde viven pueblos que atesoran usos y costumbres, pueblos cargados de historia que dieron asilo a otros pueblos y culturas que aquí se asentaron, como casar de palomero declarada villa de las tres culturas. Pueblos que presumen de su  particular arquitectura,  junto con una peculiar y privilegiada forma de vida. Pueblos serenos, como, San Martín de Trevejo, Eljas, Robledillo de Gata, Acebo, Villas Buenas de Gata, Gata, Hoyo y Trevejo, en la sierra de gata.

En las Hurdes, son los ríos los que marcan los caminos de los pueblos, un laberinto de agua que dan forma a una difícil orografía donde viven las poblaciones de, Martilandrán, Fragosa, El Gasco, Ladrillar, Río Malo y  Casares de Hurdes.  Una geografía serrana con encantadores rincones escondidos como en  Pinofranqueado, Nuñomoral, Caminomorisco, Casares de Hurdes, Ovejuela y un rosario de alquerías, que dan forma y vida a la geografía de las Hurdes. Poblaciones  que se han convertido por sí solas en destinos obligados y una importante excusa para descubrir estas comarcas y sus cielos estrellados.       

Comarcas agrícolas por excelencia, el olivar ha formado parte de su paisaje y de su cultura desde los orígenes de su historia, árboles centenarios de profundas raíces judías,  árboles antiguos  que nos cuentan historias de viejos molinos de aceite, de antiguas almazaras donde suenan los ecos de usos y costumbres de épocas pasadas.

Es el paisaje del aceite en la provincia de Cáceres, aceitunas  de la variedad, Manzanilla Cacereña, oro líquido, de donde nace un, Aove, muy especial,  con un frutado intenso que recuerda a fruta fresca.  Aceites que han dado origen a un buen número de empresas productoras que avivan las economías locales y  una creciente actividad dentro del marco del, oleoturismo, visitas guiadas, catas y experiencias gastronómicas que nos adentran en la cultura del aceite.   

Junto al olivo, la apicultura representa la principal actividad tradicional de Las Hurdes, toda una industria y una cultura que ha dado nombre a una serie de empresas que producen la mejor miel del mundo, una cultura que podemos conocer  en el centro de interpretación de la Miel y la Abeja,  situado en la alquería de Ovejuela, (Pinofranqueado).

También importante son los, Quesos de Sierra de Gata, que nacen de la leche de cabras retinta, quesos de manteca blanda, y mantecosos, poco salados, ácidos y picantes, con un leve toque aromático.                        Quesos para acompañar a los excelentes vinos de pitarra de la, Sierra de Gata, vinos ancestrales producidos en pequeñas viñas familiares, que llenaban las bodegas de las casas y avivan las reuniones familiares.

Es la generosidad de las carnes de Cabrito, que se cría absolutamente bravía, generando carnes enjutas, enteras y muy aromáticas, dando origen a una suculenta cocina tradicional. Una cocina donde el viajero irá encontrando, la Caldereta de Cabrito al Polen, pierna de cabrito al horno y un rico, guiso de pastores, una cocina para descubrir en los, Restaurantes de la Comarca.

Para el viajero que quiera caminar por estas tierras no solamente se encontrara con una naturaleza  salvaje, con pequeños pueblos medievales agarrados a las laderas de la sierra, sino también con una gastronomía auténtica y sencilla, aliñada con los sabores de la tierra y el ingenio del saber popular.

By. González Borrallo.

 

 

                                                                                                           

                                                                                                                                       

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