Son las Sierras de Tormantos y Traslasierra, los que dan forma al, Valle del Jerte, un reducto de la naturaleza, un maravilloso mundo alfombrado por un manto de millones de cerezos que cada año tras el milagro de la floración inunda el valle con el rojo púrpura de los primeros frutos de las cerezas Picota. El Valle es una geografía eminentemente agrícola donde viven pequeños pueblos colgados de las laderas de la sierra, pueblos que acompañar el caminar del río, pueblos de ribera como Navaconcejo, Cabezuela del Valle , Jerte y Tornavacas, al fondo del valle, ya en las puertas de Castilla, poblaciones que conserva un trazado urbano de estrechas callejuelas que dan nombre a los ecos de antiguas juderías.
Ya en la sierra, es la población de, El Torno, la que se asoma al valle desde el mirador de la memoria, el Rebollar, es el máximo exponente, de una arquitectura imposible y desbordada. Más arriba, son las Casas del Castañar, la que vive entre los bancales, rodeada del mayor robledal de Europa, un paraíso entre castaños milenarios, para descubrir. Valdastillas y El Cabrero, guardan el encanto de la arquitectura serrana, de estrechas calle y balconadas de madera. Un poquito más arriba, ya entre las nubes, se encuentra, El Piornal, un mirador que vive a ras del cielo, en un entorno privilegiado de naturaleza en estado puro.
Para los amantes de buscar, rincones escondidos, en el valle nacen un desfile de rutas de senderismo, que te acompañan, a la Garganta de los Infiernos, y el Paraje de Los Pilones, por La ruta de los Castaños, a través de la ruta de Carlos V, el escenario ideal para un turismo de naturaleza, que también se adentra, por un rosario de gargantas y chorreras que descienden de la sierra, el escenario ideal para la práctica de Barranquismo y un importante turismo activo. Son miradores únicos los que se asoman al valle desde los Puertos de Hondura y Tornavacas, desde el monte de la cruz, el mirador de la cabra, el balcón del Valle y por la reserva regional de caza, parajes de incalculable valor cinegético y ecológico.
Es un viaje sin prisas, con la tranquilidad que da la naturaleza, para disfrutar y adentrarse por los paisajes y los pueblos del Valle del Jerte, para encontrar un maravilloso mundo de naturaleza escondido entre las Sierras, lugares únicos y privilegiados donde podrá disfrutar de la tranquilidad del agroturismo y la vida rural, descansar en, Campings, que viven en plena naturaleza y en el rosario de Alojamientos rurales que decoran estas sierras. La gastronomía del Valle del Jerte se afana por ofrecer un amplio y cada vez más variado recetario Gastronómicas, la creatividad de los restaurantes y nuevos cocineros los que engrandecen la cocina del valle, una larga lista de platos y nuevas recetas, que se alían en perfecta armonía con los sabores de la trashumancia.
Plasencia, es sin duda, un importante y obligado complemento dentro de la visita al valle del Jerte, un escenario de monumentalidad, calles cargadas de historia que suenan por la vieja judería, por el barrio de los clérigos, donde se levanta, las Catedrales, de los caballeros y los mercaderes, escenarios únicos para conocer de la mano de guías locales que nos descubrirán toda la grandeza y los rincones más pintorescos de esta ciudad. Plasencia es una ciudad abierta a un turismo emergente, donde el viajero podrá disfrutar desde las comodidades de Alojamientos turísticos que viven dentro de la historia, de una gastronomía generosa para disfrutar en bares de tapas y restaurantes que ofrecen lo mejor de sus cocinas.
Para el viajero que quiera adentrarse por los paisajes del Valle del Jerte se encontrara con una naturaleza exuberante que se descuelga por los bancales de la sierra, con pueblos serranos que viven al abrigo de los vientos, rutas para descubrir y una gastronomía aliñada con los sabores y el color de las cerezas Picotas.
By. González Borrallo.
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