No solamente es uno de los paisajes más armonioso del entorno mediterráneo, sino que la dehesa extremeña constituye por sí sola un paraíso ecológico que cuenta con uno de los ecosistemas mejor conservado toda Europa. Estos campos adehesados no solamente son naturaleza, son artesanía viva, un ecosistema autosuficiente que proporciona un modelo de desarrollo sostenible y garantiza un equilibrio entre la explotación y la conservación de los valores naturales. Alcornoques y Encinas, pastos y bellotas, llanos y colinas establecen un vínculo mágico de serena belleza que da forma y vida a uno de los hábitats más exclusivos de la geografía mediterránea.
En Extremadura, la dehesa es un infinito horizonte que camina desde las tierras rayanas de la Sierra de San pedro, hasta los Montes de Toledo, ya en las comarcas Ibores –Villuercas. Desde el valle del alagón donde celebran su particular fiesta, Primavera en la Dehesa. Un escenario que alfombra las sierras de Monfragüe, las sierras de Montánchez, hasta la Comarca de Jerez Sierra Suroeste, Tentudía y la Campiña Sur, ya al abrigo de Sierra Morena. Una constante primavera que vive en la dehesa de la luz, en la población de, Arroyo de la Luz y su Centro de Interpretación de la Dehesa, un espacio que nos adentra por los conocimientos de un ecosistema único.
Es un gran ejército de millones de Encinas, Alcornoques, robles y quejigos, que dan vida a un ecosistema abierto a un aprovechamiento Cinegético, donde la caza es protagonista. La dehesa en Extremadura, da asilo, a Parques Nacionales y Naturales, Reservas y zonas protegidas y de especial protección para las aves, que dan sentido a una importante actividad turística, experiencias de naturaleza que se adentran por rutas de senderismo desde donde contemplar la observación deaves. Un escenario de cielo abierto para un turismo de estrellas, un horizonte de encinas por donde cabalgan cientos de rutas ecuestres, y safaris 4×4, que caminan por fincas privadas, en busca de las berreas y los sonidos de la naturaleza.
Un turismo rural que se apoya en una extensa red, de alojamientos rurales, Fincas ganaderas que se han convertido en lujosos, hoteles rurales, espacios de tranquilidad y descanso que se abren a un abanico de actividades dentro del corazón de la dehesa.
Sobre todo, la dehesa es el mayor recinto ganadero del mundo, pastos que alimentan una extensa cabaña de, Ovino y Caprino. Un escenario donde se crían en libertad las vacas, Blanca Cacereña, Morucha, Avileña Negra y Charolesa. Razas autóctonas productoras de las mejores carnes de Extremadura con, Indicación Geográfica Protegida, una geografía privilegiada donde la naturaleza esconde uno de los tesoros gastronómicos de estas tierras, el señor de la dehesa, El Cerdo Ibérico. Cochino y Dehesa son dos términos que en Extremadura caminan de la mano, pegados al paisaje, a la misma, historia de los pueblos y a la vida diaria de miles de personas que hacen de la cría del cerdo Ibérico y posterior trasformación un modo de vida.
Empresas y cientos de secaderos donde duermen los mejores Jamones de mundo, bajo la atenta mirada de la, DO. Dehesa de Extremadura. También es el motor de una activa y creciente actividad turísticas, visitas guiadas, a secaderos y empresas productoras, un turismo del jamón, que se han convertido en una auténtica experiencia con alma, todo un ritual, didáctico y gastronómico, que se ve reflejado en un largo catálogo de espacios gourmet y en los fogones de restaurantes que se afanan por ofrecer lo mejor de las cocinas del Ibérico.
Y por supuesto es el alma de un largo camino de ferias y jornadas gastronómicas que recorren toda la geografía, desde, Badajoz a Barcarrota, Salvaleón, Jerez de los Caballeros, Higuera la Real, Fuentes de León, Monesterio, Llerena, Oliva de la Frontera, Azuaga, Zafra, fuente de Cantos, y Montánchez
Es tal su importancia del Ibérico en estas Tierras que cuenta con una emblemático Museo del Jamón, en la población de Monesterio y un centro de interpretación del Cerdo Ibérico, en Higuera la Real. Espacios del conocimiento que nos adentra en la cultura del ibérico.
By. González Borrallo.
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